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miércoles, 9 de mayo de 2012

Es lunes por la mañana, 07:45. Otro insoportable lunes escolarizado. El pasado domingo me desperté muy tarde, lo que ha hecho que el sueño me atrapara cuando el Sol empezaba a descubrirse entre la oscuridad de la noche. Dejo que el Sol abunde mi gran cuarto abriendo las contraventanas. Parece que va a hacer un día caluroso. Mi abuela abre la puerta de mi cuarto con un jugo de naranja en la mano...''esta mujer tiene más vitalidad que yo''-pienso-. Me lo tomo de un trago y me visto con toda mi calma, supongo que no hay prisas para empezar con Historia a primera hora.
Salgo de casa con la Blackberry en la mano mientras que mi abuela grita por la ventana de mi casa: ''dios delante''. ''Como cada vez que estás en casa''-digo sin que pueda escucharme-.
Las insoportables escalera, la calle llena de coches y el cielo despejado. La gente corre para llegar a sus puestos de trabajo y yo también lo hago, dos de mis mejores amigas llegaron ayer de Alemania después de una semana y media de viaje.
Camino a paso ligero, voy escribiendo por la Blackberry, lo que hace que no me percate de nada de lo que pasa a mi alrededor. De vez en cuando pasa alguien que tropieza conmigo, en una de esos tropezones levanto la cabeza pero no recibo ni un perdón, miro al frente y ahí está él. El mundo se frena mientras que ni siquiera ha dejado de sonreír por las estupideces de su amigo...su sonrisa tímida que se mezcla con los primeros rayos de Sol iluminan la capital herreña.
Me hago la loca mirando mi Blackberry mientras que millones de preguntas inundan mi cabeza. Cuando intento responder alguna de ellas, su amigo tropieza conmigo pero es él el que mira. Algo se activa y no es ni mi voz ni la suya. No es tangible pero yo puedo sentirlo y juraría que él también pero sigo caminando y él también lo hace, después de haberme pedido perdón.
Vuelvo a meterme en mi mundo con el móvil y cuando me quiero dar cuenta, estoy en la puerta del instituto.
Vuelvo a acelerar el paso para entrar, muero por ver a mis amigas. Ahí están, como siempre, recibiéndome con una sonrisa y con un gran abrazo. Millones de cosas que contar sobre su viaje y yo dispuesta a escuchar, pero ahora no puede ser, va a sonar el timbre en dos minutos. Y no falla, hora punta. 8:30
Un largo día por delante. Lunes. Historia. ¡Qué ganas!
La clase acaba, seguida de inglés y de matemáticas, dónde en un momento de parábolas, me voy a otro lugar, a otro acontecimiento no muy lejano, a un cruce de miradas hace un par de horas...¿un cruce de miradas? ¿que importancia tiene eso?. ''Deja las fantasías y vuele a los números''-pienso-.
Por fin recreo, chicas, acontecimientos, alemanes, risas y regalos.
Otras tres largar horas, encima Alemán a última hora con el jefe de estudios.
2:30. Salvación total. Salgo a prisa como cada día.
Prisa, aunque no se por qué. Desde que salgo del instituto, fijo mi mirada en el móvil. El tuenti. Petición te amistad. Es imposible, bueno, improbable...pero ahí está, es él, el de la mirada mañanera. ''Tus ojos son preciosos''. Aceptar. Aceptar. Aceptar. Aceptar.
Levanto la vista u lo veo de lejos. ¿Y ahora qué? que nervios... Bueno, no me verá, hay mucha gente. Pero no, él me busca y en un momento de su examinación, tropieza con mis ojos...Algo vuelve a activarse, no son mariposas, son elefantes, es él, soy yo. 

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