Me gusta la forma de tus labios, el roce de tus dientes con los míos, que me muerdas sin querer, sentir el aire caliente que sale de tu nariz rozando mi cara; tus pestañas y la cicatriz que tienes cerca del ojo izquierdo, los pliegues que aparecen en tu frente cuando frunces el ceño, que no puedes evitar las ganas de esbozar una sonrisa y las arruguitas que se te forman a los lados de la boca; la suavidad de tu piel, tocar y despeinar tu pelo; tu mirada, el color de tus ojos, que me susurres al oído, sentir un nudo en el estómago cada vez que me abrazas y reírme a menos de un milímetro de tu cara; tu cama y cada uno de tus movimientos; que te brillen los ojos cuando cuentas algo que consideras emocionante, lo difícil que es verte realmente feliz y que a veces soy la única persona que consigue que lo seas; tu aroma, como te vistes, tu cuerpo entero, cada uno de tus huesos y de tus manos, no mucho más grandes que las mías, quedarme mirándote fijamente cuando llevo gafas de sol creyendo que no me ves, tus gestos y las mil y una tonterías que me dices siempre; la música que escuchas, alguna canción en especial, tu ropa interior; que intentes ser mejor y conocer cosas nuevas; observarte mientras comes, como eres con tus amigos, el modo en el que bebes; lo impulsivo que eres, escuchar tu voz por teléfono, que cuentes conmigo para lo bueno y para lo malo.

Me gustas.