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sábado, 25 de diciembre de 2010

Un grito de amor desde el centro del mundo.

Por más que se diga, la mayoría de la gente no piensa más que en sí misma. Con que yo coma bien, vale. Con que yo pueda comprarme lo que quiera, vale.
Pero enamorarse de alguien significa pensar primero en el otro. Si yo sólo tuviera un poco de comida, querría dártela a ti. Si tuviera muy poco dinero, antes de comprarme algo que me gustara a mí, te lo compraría a ti. Y, sólo con que tú me dijeras que estaba bueno, ya se me quitaría el hambre y, si tú estuvieras contento, también lo estaría yo. El amor es esto. ¿Crees que hay algo más importante que eso? A mí no se me ocurre ninguna otra cosa. Las personas que encuentran dentro de sí mismas la facultad de enamorarse hacen un descubrimiento más importante que los que han ganado el Premio Nobel. Y si no se da cuenta, o no quiere darse cuenta, el ser humano es mejor que se extinga.

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