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viernes, 6 de mayo de 2011

4.05.11-----12:52

Cada vez que te veo, mi corazón late de prisa, no sé que hacer, como decirte que eres tú la dueña de mi.

El veintidós de marzo fue la última vez que hablamos. Desde ese día estoy mueriendo en melancolía, mis sombras más bonitas siempre van detrás de ti. Ellas piden algo de tu amor... pero en todos lados huele a vacío. Ahora estoy aquí, sentada en no se dónde, en no se qué lugar, alumbrando está la luna llena, con todo su esplendor. La verdad es que no puedo dejar de pensar en ti. Tus manos están acariciando todavía mi piel. No sé cómo pero tus labios todavía están besando los mios. No entiendo que nos pasó. Pero cuando me sentía ahí, abrazada a ti, con tus brazos rodeados a mi cuerpo, con más fuerza que la de la gravedad que sostiene a la Tierra. Ese era el mejor momentos de todos los días... ahora no sé que hacer. Intento olvidarte pero se me olvida hacerlo. Pienso que lo mejor de todo es empezar a querer a otro pero por mucho que lo intento me voy dando cuenta de que eso no es lo que me hace falta. Lo que me hace falta eres tú, porque cuando paso por tu lado y me llega tu olor, lo daría todo por poder mirarte a la cara, ponerte una mano en la nuca, acariciándote y poco a poco acercándome a tus labios y besarte. Ese es mi mayor sueño, el que nadie sabe. Ese que tengo guardado bajo llave en el ático del alma.

Deseo tenerte junto a mi, te daré lo que nadie te dió.

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